domingo, 4 de septiembre de 2022

BESOS HÚMEDOS





Eran las 4:00 Pm, quedamos de vernos en el V Boutique Norte, la habitación 101. Yo traía puesto un vestido gris ceñido a mi cuerpo, botas  y debajo nada. Me gusta andar sin ropa interior.  


Muy puntual tocó a la puerta. Tal vez unos 40 y tantos, atractivo, se nota que se cuida mucho físicamente.  Lo invito a pasar y nos sentamos en la orilla de la cama. Platicamos de todo y nada. Siempre tratándome como una dama, como su novia, como su amante, dependiendo como iba avanzando la cita. 


En algún momento nos perdimos en un beso y lentamente nos fuimos quitando poco a poco la ropa. Él como muchas veces me lo ha dicho, estaba ahí para consentirme y así fue, desnuda me recostó en la cama, recorrió con su boca todo mi cuerpo, hasta llegar a mis labios, los cuales le gustaron mucho, sobretodo su sabor. Me hizo estremecer más de una vez. Yo no quería que parara. Con solo su lengua en mi clítoris hizo más de una vez que me estremeciera, sin embargo yo quería más. Le pedí que me la metiera. Se puso el preservativo; de misionero, de perrito, de cucharita y yo arriba estuvimos un buen rato. Hasta que yo estando arriba, llevando el ritmo, más que empapada me estremecí y gemí como pocas veces. Solo nos detuvimos una minutos para recuperarme. Platicábamos y nos besábamos, hasta que otra vez volvió a recorrer mi cuerpo y esta vez le empapé un poco la cara. Las sábanas fueron testigo de cuantas veces me provocó más de un orgasmo.  Ya era mi turno de hacerlo sentir lo que él me hizo a mi. Lo volví a cabalgar, me recosté y me puse de perrito, mi boca fue la que obtuvo el premio, mi boca sintió todo, su sabor y su orgasmo están ahí en mi boca. 


¿En qué momento pasaron las tres horas del premio de la rifa? 


Nos despedimos, pronto nos volveríamos a ver porque quedaba pendiente un encuentro más. 


No pasaron muchos días, quizá dos semanas. Esta vez nos vimos en el V Vintage habitación 407. Yo lo esperaba con una minifalda de piel, blusa de cuello alta y unas botas largas, también sin lencería. Ese día él llegó con unos regalos para mi. Amo los regalos. Pero sobretodo, volver a coincidir con alguien que me hizo pasarla bien.  


Antes de hacernos de todo, abrí mis regalos, platicamos un poco más de lo que lo hacías en WhatsApp. 


Recostados en la cama, comenzamos a besarnos, acariciarnos.  Hasta que no podía esperar más para estar desnuda frente a él. Volvió a disfrutar mi cuerpo, mis labios ansiaban volver a sentir su lengua. Debo confesar que más de una vez que me hice justicia con mi propia mano, lo hacía pensando en él, en cómo me lo hacía. Esta vez su lengua en mis pezones hizo que se la apretara mientras me hacía estremecer. Lo abrace unos minutos, antes de chupársela y ponerla bien dura, cabalgarla mientras me agarra las tetas y luego se las lleva a la boca, mis pezones se ponen duros y se eriza mi piel. Mis nalgas las hago rebotar más rápido en su verga. Si que me hace disfrutar. Me quito para volvérsela a chupar, le murmuro cuanto deseo su lechita en mi boca, escurriendo en mis labios, de la jalo rápido para que me la de. Casi me baña la carita con ella. Nos recostamos un rato y platicamos de lo que me impresiona cuánto dura en el acto. Confiesa que disfruta hacer gozar a la chica con la que está y eso le ha llevado mucho tiempo poder lograrlo. Se agradece tal atención.  


Nos metemos a bañar, mientras nos vestimos, planeamos cómo será la próxima vez que nos veamos. Salimos juntos del hotel. Mi chofer ya me espera. Nos damos un beso y estoy segura pronto nos volveremos a ver.